The Hurt Locker: ¿Un Oscar para Kathryn?

No hay mayor adicción para un cinéfilo que la elaboración de las listas: las diez mejores películas del año, de la década, los nominados al Óscar, a los Goya, a los Bafta, en fin… premios hay como decepciones también, especialmente cuando nuestras favoritas no son las que se llevan los premios y se impone la muy americanizada visión comercial. Atrapado en una de esas listas, la que realizó el programa Ojo Crítico de la imperialista CNN, así la calificaría Chávez; descubrí la película The Hurt Locker, dirigida por Kathryn Bigelow que se convierte en un encarnizado relato de la guerra como droga. El Sargento de Primera Clase William James a lo largo de toda la película no hace más que jugar con su vida y la de sus compañeros,  cada vez que su unidad es convocada para desactivar las bombas que los “insufribles” musulmanes instalan en la calles y avenidas de Irak. James no hace más que demostrar a cada paso el poco deseo que tiene por vivir y que en el corazón de la ballena, no hay más que un vació mucho más grande que el de su estómago.  James busca en vano generar un buen sentimiento, pasar los días a la espera de su “regreso a casa”, cuando lo hace sufre la decepción de su vida, ésta se dejaba pasar, se dejaba estar y por mucho que lo intentaba no explotaba en su doméstico universo ni siquiera la caldera. James decide regresar a la guerra, le dice a su país, a su mujer y a su hijo, que en la guerra se necesitaban héroes y gente que  se dedique a salvar vidas. Nada más falso. James sólo quería seguir viviendo de la única manera que sabía desactivando bombas. The Hurt Locker una gran película de Bigelow, que a través de sus escenas nos transmite esa sensación de vacío que su protagonista encarna, aunque a ratos juegue a ser el buen americano que le compra “dividis” piratas a un niño que podría morir al igual que él en cualquier momento. Bigelow logra que el espectador al igual que sus personajes se hallen a punto de estallar a lo largo de la cinta. Adrenalina pura.